Alterador

“¡Cómo va a saber un pobre hijo de vecino lo que están pensando dos o tres o cuatro personajes! ¡No sabe uno lo que está pensando uno mismo con esta turbulencia del cerebro va a saber lo que piensa el prójimo!".

Fernando Vallejo -Los días azules

Al un buen lector lo altera el mal escritor. Ese abominable ser que redacta mucho y sin sustancia, que plantea lo que le conviene o lo que cree, no tiene problema en afirmar el pensamiento ajeno, de citar a los grandes escritores, como si fuera uno de ellos, de interpretarlos como si fuera un experto.

En un mundo plural el alterador necesita un espacio y este Blog se lo quiere brindar

martes, 20 de noviembre de 2012

El último testimonio


A pesar de que llueve, camina lentamente por el medio de la plaza. Hay resignación e impotencia en sus pasos. Ya no hay nada que lo pueda sorprender. Quiere llorar y no puede. Quiere gritar pero calla. Quiere hablar pero no importa. Solo le queda escribir.
Entra a su casa sin dejar que su familia lo vea y se encierra en el estudio, enciende el computador y enciende la música a todo volumen para no escuchar nada ni a nadie. Debe superar la conmoción de lo que ha visto. Un escalofrió le recorre el cuerpo, es el momento de que la escritura hable.
No hay orden en sus palabras, el proceso consiste en escupir el alma sobre la pantalla en blanco. El caos de las frases se confunde con el de los sucesos. No es coherente lo escrito, pero tampoco lo es la atrocidad que se describe. Se detiene para aclarar los pensamientos, pero todo es confuso y rápido. Se sirve un vaso del vodka barato que mantiene en el estudio. Respira profundo mientras se le escapa una lágrima.
Vuelve a la pantalla y comienza a releer. Ahora el recuerdo es un poco más claro. Cuando el sopor de la conmoción pasa, el dolor y la indignación aumentan. Reformula lo escrito y le da forma de noticia, sin escatimar en las metáforas que reemplacen la crudeza de los detalles. Las palabras están listas.
Toma el teléfono y llama a un conocido que trabaja como editor de un diario, le comenta lo sucedido. Pacta el envío de la nota a cambio de la promesa de que va a ser publicada, pues esta vez no importa el dinero. Cuando la llamada procede a cumplir lo acordado.
Ya no hay nada para hacer. Cumplió con su parte pero no le basta, la impotencia sigue y arranca el llanto. Llora como nunca, golpea la mesa y bebe el vodka como desposeído. La música suena hasta que de a poco se calma.
Sale del estudio y saluda a su compañera. Ella nota sus ojos rojos y siente el olor a vodka. Entiende que algo grave a sucedido, pero espera a que sea el momento para escuchar. El silencio se toma por un momento el comedor, hasta que después de unos minutos comienza el relato. Lilia lo escucha atentamente sin interrumpir, cuando la historia acaba revienta en llanto. Al cabo de un par de horas se acuestan y en un sueño intranquilo esperan que comience un nuevo día.
Cuando comienza la mañana sale a comprar el diario. Lee su nota, la que identifica al asesino que acribilló a dos de sus compañeros. Se relee con la corazonada de que no vuelve a escribir jamás, pues semejante denuncia cuando menos lo piense la vida le va a costar, pero es su pequeño aporte para que el país pueda mejorar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario