Alterador

“¡Cómo va a saber un pobre hijo de vecino lo que están pensando dos o tres o cuatro personajes! ¡No sabe uno lo que está pensando uno mismo con esta turbulencia del cerebro va a saber lo que piensa el prójimo!".

Fernando Vallejo -Los días azules

Al un buen lector lo altera el mal escritor. Ese abominable ser que redacta mucho y sin sustancia, que plantea lo que le conviene o lo que cree, no tiene problema en afirmar el pensamiento ajeno, de citar a los grandes escritores, como si fuera uno de ellos, de interpretarlos como si fuera un experto.

En un mundo plural el alterador necesita un espacio y este Blog se lo quiere brindar

martes, 20 de noviembre de 2012

Aclaración




“El periodismo es una pasión insaciable que sólo puede digerirse y humanizarse por su confrontación descarnada con la realidad” 

Gabriel García Márquez





La Real Academia de la Legua Española, al momento de explicar lo que es un escritor y un periodista, brinda un par frases asépticas. Lo único que tienen en común las definiciones es la capacidad de escribir de un individuo. Hay un tratamiento diferenciado, como si fueran profesiones distintas. Pero en el mundo real no lo son. Están tan relacionadas entre sí que es imposible diferenciarlas.
Se trata de oficios necios y formas de ser que no se aprenden en salones de clases, hay experiencia y calle de por medio. Es la voluntad de hacer las cosas sólo por el deseo de hacerlas. Un escritor es una persona que vive por y para escribir, no solo del hecho aislado de imprimir cuartillas y obtener un rédito económico, se trata de la pasión que se despliega a cada instante, de una necesidad de plasmar con palabras de manera elocuente una historia, un sentimiento, o cualquier momento que haya estremecido alguna parte del vacío al que llamamos alma.
De igual manera un periodista es una persona que vive a través de las palabras, no solo del hecho aislado de escribir y recitar cuartillas a cambio de un par de pesos, se trata de la vocación que aparece a cada instante, de la ansiedad dar a conocer de la mejor manera una historia o un hecho que haya conmovido al autor en lo más profundo de su ser.
Las motivaciones y funciones de escritores y periodistas están tan relacionadas que se hacen indisociables. Es imposible encontrar un límite claro entre oficios, pues en el fondo se trata de lo mismo con diferentes palabras. Se debe hablar de periodista/escritor así no figure en la Real Academia de la Legua.
Pero la parte esencial es la función del periodista/escritor. Desde el momento en que la escritura se establece como costumbre de los pueblos, las historias se inmortalizan para las generaciones futuras. Escribir se consolida como la mejor herramienta para entender el alma de las sociedades a través del tiempo y el periodista/escritor su ejecutor y testigo.
Cada momento de la historia argentina ha tenido más de un cronista que con su trabajo ha permitido una operación contradictoria, aclarar y complejizar los relatos. Basta recordar que durante “La Restauración” surgió la pluma de Esteban Echeverría y durante la consolidación de la Nación Argentina se publicó la obra máxima de José Hernández. Tan solo son un par de ejemplos, pero muestran como en cada proceso, en cada era que altera el orden social, que pone a prueba el carácter de los pueblos, surgen hombres que elaboran los testimonios que a pesar del paso de los años todavía inquietan.
La historia Argentina –o de cualquier otra nación- no sólo está en la acumulación de fechas y de nombres que se conservan en manuales y libros. También se encuentra en la sumatoria de los diversos relatos que recrean grandes sucesos o actos cotidianos. Es tan ilustrativa la lectura de la “Carta abierta de un escritor a la Junta Militar” de Rodolfo Walsh, como un artículo anónimo en Wikipedia llamado “Proceso de Reorganización Nacional” o los diarios Clarín y La Nación de esos años. Aunque las visiones sean sustancialmente distintas, jamás dejan de ser validas.

En síntesis, un escritor/periodista tiene como función la escritura de un momento social determinado, no importa si utiliza las cinco W (que en español son el qué, quién, cómo, cuándo y dónde de una noticia), o se deja llevar por la imaginación y alucina con realidades mágicas, situaciones macabras o alterando casos reales. Es indiferente si lo hace a través de notas de diario, o en medio de cuentos y novelas.
En cada momento crítico de la historia argentina, aparecen escritores/periodistas para cumplir la labor de plasmar para las generaciones presentes y futuras las contradicciones de una época y la historia de los pueblos, sin importar riesgo ni el precio a pagar. Parafraseando a Rodolfo Walsh con el compromiso de dar testimonio en momentos difíciles.